05/03/2010
Eduardo Pezzati vivirá hoy sus 15 minutos de fama

Arriba el primer crucero de la temporada y se retoma el tráfico de contenedores. Pero el Minerva estará apenas 6 horas en la ciudad y el Aconcagua tiene que esperar que llegue más carga. Puestas en escena que esconden la realidad.

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Por ROBERTO GARRONE | Fotos de DIEGO IZQUIERDO

Si uno se guía por los comunicados que emite el Consorcio Portuario, estas que vienen son horas de inconmensurable felicidad para los actores portuarios que derraman goce y plenitud para cubrir a la comunidad marplatense, siempre dispuesta a comprar las bombas de humo que emiten algunos funcionarios que, en la fila de los optimistas, siempre están adelantados dos pasos.

El Consorcio anunció con bombos y platillos que hoy ingresará a la estación marítima local el crucero Minerva, para amarrar en la Escollera Norte, con asfalto y luces nuevas, que serán inauguradas seguramente ante la imposibilidad de haberlo hecho en ocación de la Regata del Bicentenario, que los sorprendió llegando cuatro días antes de lo previsto.

El crucero trae de los confines del sur argentino a 350 pasajeros. El buque llega a las 6 y está previsto que a las 8:30, sea recibido por la Banda de Música de la Armada, la Guardia del Mar, bailarines de tango, exhibición de productos de la región y lo infaltable: el gobernador Scioli, el intendente Pulti, el secretario de Turismo Bonaerense, Ignacio Crotto y el presidente del Consorcio, Eduardo Tomás Pezzati los saludarán con su mejor sonrisa.

Toda esta parafernalia para recibir a 350 personas, de las cuales, dudo que ni siquiera la mitad se anime a bajar del buque para conocer estas galanas costas en lugar de seguir durmiendo.

Lo singular es que los agasajos y bienvenidas tendrán que activarse de manera coordinada, porque a las 11 está previsto que se inicien las ceremonias de despedida, ya que el Minerva desplegará propulsores para poner rumbo a Buenos Aires.

Apuesto por una fiesta en continuado, desfile, baile de tango, degustación de anchoítas a la provenzal, malabares, discursos, cortes de cinta –siempre hay dos extremos a los cuales unir por una cinta con los colores patrios–, taxistas que esperan cobrar en euros, vendedores de alfajores y demás artículos de dudosa procedencia.

El famoso crucero, promovido como un verdadero mesías, capaz de derramar riqueza y porvenir para esta y las generaciones futuras, no permanecerá entre nosotros ni medio día.
Y no faltarán los discursos… infaltables. Que la importancia desde lo turístico, desde lo estratégico, que los agradecimientos al Gobernador, que Mar del Plata recupera su lugar en el mundo, más agradecimientos a Scioli… bla, bla, bla… Todo por 350 turistas que asomarán sus caras de dormidos por los camarotes y se preguntarán si no siguen soñando. O si no están con pesadillas.

Optimistas, en el Consorcio piensan que los turistas bajarán a las 7 –sí, a las 7, dice la gacetilla que enviaron a los medios– y realizarán minitours por la ciudad, como para gastar un par de euros.

Palabra de Pezzati. “Estos arribos son excelentes novedades para Mar del Plata que con estos buques recupera actividad en dos rubros fundamentales para el puerto y con notorios beneficios para el conjunto de la comunidad”, explicó el funcionario.

El otro barco del que habla es el Maruba Aconcagua, que desde la noche del miércoles estaba fondeado frente a la ciudad. Pezzati dice que el barco ingresará “horas después” que el Minerva. En realidad serán más de 24 horas después. Recién mañana, si el tiempo acompaña, estará recibiendo la carga que abandonaron las navieras en fuga.

¿Por qué si llegó el miércoles a la noche recién entra a puerto el sábado a primera hora? “Está esperando carga, porque no llega a completar ni la mitad de su capacidad”, contó una fuente confiable que maneja contenedores. Y eso que hace casi dos meses que dejó de pasar el Alianza Neuquén.

A los empresarios pesqueros les resulta más barato llevar la carga por camión a Buenos Aires y ahí subirlos al barco, que directamente subir el contenedor a un buque que entra a Mar del Plata. El servicio de Maruba no se sostiene por ningún lado; casi como no se sostendría la ecuación de las empresas si envían la carga por el Aconcagua.

Está más que claro que reconocer esa situación –ya no intentar resolverla– es mucho más difícil que poner cara de optimista, decir un montón de sinsentidos y salir bien en la foto.