La semana pasada ingresaron al Consejo Federal Pesquero notas de la Cámara de la Industria Pesquera Argentina (CAIPA) y del Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA) solicitando la eliminación de la suspensión de las operaciones de pesca de la especie langostino, dejando sin efecto la decisión adoptada de prohibir la pesca de este recurso a partir del 1 de octubre de 2022 en aguas nacionales. En la reunión de ayer el Consejo recibió más notas a favor y en contra de la apertura del sector norte y tomó una decisión. Al menos por el momento no se habilitará la pesca, pero se reunirán en Comisión de Seguimiento de la pesquería para seguir debatiendo. Los argumentos de todas las partes, incluso los del CFP han quedado plasmados en el Acta 7 y allí se dejan entrever las armas de las que se valdrán unos y otros para lograr sus objetivos.
Ayer se sumaron a las cámaras marplatenses Conarpesa y Agropez, que pertenecen al mismo grupo empresario. Realizaron la misma solicitud que CEPA y CAIPA, pero incluyeron sus fundamentos, basados en “la inexistencia de stocks de langostino, la proximidad de las ferias internacionales de pesca y la demanda de producto, y la voluntad de continuar con el proceso de captura, producción, exportación e ingreso de divisas, lo que conlleva empleo para la marinería, trabajo en las plantas”.
También fueron de la partida una nueva agrupación marítima, la Federación de Trabajadores del Mar Argentino, la Industria y la Explotación Offshore (FeTraMAr), que solicitó puntualmente “la apertura a la pesca de langostino del área comprendida entre los paralelos 41° y 42° de latitud Sur y los meridianos 60° y 61° de longitud Oeste”, correspondiente al sector norte de aguas nacionales por fuera de la veda de merluza. Señalan que el inicio de actividades permitirá asegurar la continuidad laboral del personal marítimo y portuario. La fuente del estadio biológico que presentan surge, según indicaron, “de la información brindada por los buques fresqueros de altura operando en la zona”.
En contraposición con las solicitudes presentadas por estas empresas la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP) y la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (C.A.Pe.C.A.), que nuclean a los buques tangoneros históricos, han manifestado que “el aprovechamiento racional de los recursos pesqueros exige extremado cuidado y protección de la pesquería, y se debería tener especial consideración por los aspectos biológicos, tanto así como por los aspectos de incidencia industrial, comercial, social, laboral y empresario”. Y solicitaron que se convoque a la Comisión de Seguimiento de la pesquería, antes de tomar una decisión sobre la apertura del sector norte.
Puertas adentro las discusiones son menos diplomáticas. Si bien quienes se oponen a la pronta apertura de aguas nacionales para la pesca de langostino, dicen entender los motivos que llevan a solicitar la apertura pero consideran que será contraproducente para el conjunto de las empresas que conforman el sector y que el ingreso en este momento de langostino del norte contribuirá a mantener la tendencia a la baja de los precios, en un momento en el que la situación pareciera comenzar a revertirse.
Por otro lado, quienes impulsan la apertura se muestran molestos por los reparos puestos por sus pares y consideran que no es tal el problema de mercado, sino que podría deberse a falta de habilidad comercial. También consideran que las toneladas que se puedan capturar desde ahora al inicio de la temporada de Nación dentro de la veda no generarían una sobreoferta.
Entre abril y mayo del año pasado, las capturas en el sector norte se ubicaron por encima de las 13 mil toneladas, cifra que seguramente quedaría superada este año si las capturas comenzaran en marzo. A ello debe sumarse que en enero solo se han exportado 2 mil toneladas de langostino entero, lo que explica la preocupación de algunos empresarios ante la posibilidad de una apertura anticipada.
Pero esta discusión respecto del impacto en la sustentabilidad del negocio no tuvo espacio en el Consejo; sus miembros se limitaron a definir aspectos biológicos por los cuales no consideran apropiado dar apertura por el momento, zanjando de esta forma la disputa, al menos por ahora.
Los consejeros, citando al INIDEP, indicaron que debe procederse con cautela a fin de evitar la sobrepesca del crecimiento, porque se viene observando un atraso en la temporada reproductiva. “Dicho desplazamiento viene siendo observado y documentado desde la campaña de evaluación de langostino realizada en noviembre de 2017”.
Debemos recordar que en el sector norte suele pescarse sobre un langostino que se encuentra en actividad reproductiva, tal como ocurre en Rawson. Por lo tanto, advirtieron que “la presencia de hembras impregnadas y maduras de langostino en la zona, como así también la necesidad de sostener en la misma un esquema de administración consistente por la gran abundancia de merluza, obligan a llevar a cabo un manejo precautorio de ambos recursos”.
Recordaron que las medidas de administración de la especie langostino vigentes fijaron pautas de referencia límite, “la presencia de categorías de tallas L4 o inferiores en el 20%, la cantidad de hembras en estado de reproducción o puesta, la captura por unidad de esfuerzo (CPUE) y la relación entre la merluza común y el langostino en el 20%”; dando a entender que superado esos límites no podría habilitarse la pesca.
La apertura del sector norte “para la pesca de langostino en los períodos 2020, 2021 y 2022 se realizó alrededor de la misma fecha (durante el transcurso del mes de abril)”, indicaron los consejeros, concluyendo que, por lo tanto, “la apertura de las aguas de jurisdicción nacional para la captura de la especie langostino resulta hoy prematura”.
En principio ha quedado claro que la apertura del sector norte deberá esperar por lo menos hasta mediados de abril, pero un párrafo que antecedió a la conclusión permite sospechar que quizás pueda tardar un poco más, hasta que el INIDEP emita un informe sobre la campaña de marzo que permite establecer el inicio de la temporada en aguas nacionales con una mirada global de la pesquería.
“También debe tenerse en cuenta que las medidas de administración contemplan la realización de tres campañas anuales de investigación para evaluar la situación del recurso y que la prevista para el mes de marzo se encuentra destinada a la evaluación de la reproducción remanente y a la obtención de información vinculada a la temporada que dará comienzo”, indicaron textualmente.
El pedido se hizo y se rechazó, pero la discusión no ha terminado. Se ha convocado a una reunión de la Comisión de Seguimiento de la pesquería, a la mayor brevedad posible, que será seguramente para alquilar balcones.