Carlos Mata, uno de los referentes de Perla del Este, el frigorífico que cerró a fines de abril pasado en San Antonio Oeste –cuyo Concejo Deliberante lo declaró «Persona No Grata» junto a su socio, Roberto Focco– cuestionó la decisión de los legisladores y anticipó que presentarán un recurso de reconsideración para que el Cuerpo revea la decisión.
«En caso negativo iniciaremos un juicio administrativo y si es necesario llevaremos el caso hasta la Corte Suprema», remarcó el empresario en diálogo con este medio.
«Nosotros vinimos a invertir cuando no había nada. En el puerto del Este no hay gas, no hay combustible, no hay medios de transporte; nosotros trasladábamos a nuestro costo al personal… Invertimos durante diez años, generamos el doble del trabajo que había con Pesca Austral, la empresa que estuvo antes en la planta. Al principio nos fue bien, hasta entró langostino al golfo, pero luego nos comenzó a ir mal porque se terminó el recurso por un mal manejo. No hay más pescado y tuvimos que cerrar, pagando todas las indemnizaciones a más de ochenta personas. Lo que hicieron los concejales nos parece una declaración desproporcionada que solo obedece a la demagogia política», agregó el empresario.
Mata hace memoria y recuerda que hubo otros casos de iniciativas productivas en San Antonio que no prosperaron por distintas causas y terminaron bajando la persiana. Pero así y todo nadie fue declarado persona no grata. Ni Di Leva con Camaronera Patagónica o Aleua con Marítima San José, aún no pagando salarios caídos o pagándolo muy tarde.
«Yo pagué 4,5 millones de pesos solo a un trabajador que tenía muchos años de antigüedad… Marítima San José hace un tiempo pagó eso a toda la masa salarial que tenía, y nadie declaró persona no grata a nadie», cuestionó.
El empresario contó que se había puesto a revisar las últimas declaratorias de personas no gratas que había emitido el cuerpo de diez concejales de San Antonio Oeste y confesó haberse llevado una «desagradable sorpresa» ya que en esa lista figuraban «misóginos, abusadores, pedófilos; por eso es una locura lo que hicieron. No cometimos ningún crimen… apostamos por un puerto, por una comunidad y lamentablemente nos fue mal; pero pagamos».
Para dejar a salvo la conducta con la que se manejaron en “Perla del Este”, Mata remarcó que «cerramos el 10 de abril y nos pusimos a ver cómo pagar las indemnizaciones. Nunca pensamos en concursarnos para no perjudicar a los trabadores. El 10 de mayo se declaró la emergencia pesquera en la provincia y tampoco quisimos aprovechamos de esa posibilidad. Les ofrecimos un monto indemnizatorio que luego de varias negociaciones llegó al 60%. Hoy nadie suma trabajo efectivo. Fijate ‘Río Salado’, que acaba de despedir a veintisiete personas», subrayó.
Mata reconoció que su intención es mantener la planta operativa pero con otro esquema. «Quiero sumar a una cooperativa de producción, no de trabajo, a la cual alquilarle la planta, ayudarla como responsable solidario para que adquieran la materia prima, la reprocesen, y luego nosotros la compramos. El barco (San Pedro Apóstol, fresquero de 27 metros de eslora con bodega para almacenar 1800 cajones) está en condiciones para salir a pescar; el problema es que no hay merluza porque hubo un mal manejo por parte de las autoridades; entregaron permisos de pesca de manera indiscriminada».
En Sur Trade, el frigorífico de Mar del Plata, trabaja bajo el sistema cooperativo y Mata cree que es la única manera de poder sostener la producción en Río Negro. «Ya hay cooperativas en San Antonio… funciona una en ‘Unión Marítima’, la continuidad de Aleua, en ‘Pesquera San Salvador’ y también en la ‘Terminal Pesquera’, bajo la administración pública».
Por último, el empresario se mostró crítico de las medidas de manejo efectuadas por la administración pesquera rionegrina. «Las autoridades entregaron permisos de pesca por proyectos que no se concretaron. En el Golfo San Matías no se cuidó el recurso y eso afectó su sustentabilidad. Se duplicaron los permisos a los artesanales y esta flota nunca respetó las vedas. Es una barbaridad lo que te digo, pero es una realidad. Lo he denunciado en algún momento pero las autoridades no escucharon porque todo es clientelismo político y eso genera este tipo de barbaridades. Dieron permisos indiscriminados y los artesanales ya son barcos de arrastre, tienen guinches de pesca. Cuando apareció el langostino se pescó catorce meses seguidos… una locura. Si lo hubiesen cuidado quizás hoy seguiríamos funcionando».