La zafra en aguas nacionales dentro de la veda es atípica por las dificultades que se han presentado para capturar el recurso ante la dispersión del langostino que se viene dando en las últimas temporadas y que este año se vio agravada por las malas condiciones climáticas. Esa disminución se vio reflejada en las estadísticas de desembarque y consecuentemente en las plantas procesadoras de la Patagonia, donde muchas empresas han reducido este año las horas de trabajo, el número de operarios y están prontas a decretar el fin de la temporada ante la retirada de la flota fresquera.
El informe de desembarques que elabora mensualmente CaPeCA, la cámara de buques congeladores, refleja la caída en los desembarques en todas las flotas, pero especialmente en los tangoneros congeladores y la flota fresquera de altura que alimenta las plantas de procesamiento en la Patagonia.
La estadística muestra que los fresqueros de altura llevaban descargadas hasta el 31 de agosto un total de 26.246 toneladas y esto representa una baja del 42% respecto del año pasado y un 54% menos que en 2021, cuando se descargaron en el mismo período 57.993 toneladas.
La flota congeladora lleva descargadas 56.844 toneladas, una caída del 37% comparado con el año pasado y del 34% comparado con 2021; pero si se lo compara con el año 2019 la baja en las capturas es del 43%, dado que ese año se descargaron 100.276 toneladas.
Estos números reflejan lo que los empresarios vienen anunciando respecto de la temporada en curso; el acceso al recurso ha sido muy complicado, dar con buenas concentraciones es muy difícil y las malas condiciones climáticas complican aún más la situación. Si bien el escenario no es bueno para ninguno, el mayor impacto lo sufren los fresqueros de altura.
La flota fresquera tiene un límite de 72 horas de alejamiento de puerto y buena parte de ese tiempo, en esta temporada, se consume tratando de dar con una concentración de langostino. Cuando logran encontrar una marca es probable que les quede uno o dos días de pesca y deban volver a puerto, siempre y cuando el viento no los azote y deban abandonar la zona de pesca antes.
Estas complicaciones han desalentado a los armadores fresqueros y muchos ya dieron por terminada la temporada, mientras otros están por estas horas haciendo su último intento, aunque con el aviso de que si las capturas no son las esperadas no volverán a descargar en un puerto patagónico sino en Mar del Plata, para ya desarmar los tangones e ir en busca de la merluza hubbsi u otra especie que les garantice cubrir los costos e ingresos para su tripulación.
Una recorrida por las plantas de las principales ciudades procesadoras de langostino da muestra de ello. En Puerto Madryn, Estrella Patagónica tiene una de sus dos salas de procesamiento ocupadas, se han hecho 17 toneladas de colas de langostino en menos de tres horas, el ritmo de trabajo es bueno pero la disponibilidad de recurso es escasa. Una vez envasadas las colas, no se sabe cuándo se volverá a convocar al personal temporario.
Lo mismo ocurre con otras plantas y en Rawson muchas hace varios días que no procesan. Las que como Veraz están estirando el recurso, haciendo pelado y devenado para mantener al personal con trabajo, ya piensan en un pronto cierre de la temporada a nivel productivo. “No sabemos si vamos a poner en marcha nuevamente la clasificadora porque no sabemos si volveremos a tener langostino fresco, los barcos que nos proveían ya han avisado que es muy probable que no vuelvan”, señala el gerente de producción.
En Veraz piensan en el futuro y no incluyen la temporada de langostino de invierno en su planificación, si hay capturas se procesarán, pero ante dos años de bajo abastecimiento de materia prima, la merluza vuelve a ser una opción para mantener el plantel. Saben que en estos años se ha ido perdiendo el oficio y por ello han decidido poner en marcha un curso de capacitación de fileteado para prepararlos.
Las escenas en el muelle explican esta reducción en las horas de ocupación y en las toneladas procesadas: la mayoría de los barcos han llegado de la subárea 6 con la mitad de la bodega llena y en algunos casos menos que eso. El ambiente no es festivo, no parece que se estuviera en el mes de mayores capturas como se ha observado en otros años para esta fecha. Las caras son de preocupación.
Para el sábado, los armadores de unos diez barcos ya habían dado aviso de que no regresarían a Puerto Madryn, sino que el puerto de destino sería Mar del Plata. Las capturas no les están rindiendo a los armadores ni a los tripulantes y todos parecen estar de acuerdo en desarmar los tangones para ir en busca de la hubbsi.
“Trajimos 900 y carga 2.400 cajones”, dice un armador en el borde del muelle mientras su barco se alista para volver a zona de pesca. Le dará otra oportunidad al langostino e irán hacia la subárea 7 para ver si pueden dar con alguna concentración del recurso.
Las imágenes satelitales muestran ahora la dispersión de la flota, que está buscando el recurso por todas las subáreas abiertas a la pesca. Se observan concentraciones de barcos en las subáreas 6, 7, 8, 12, 14, 15, 16 y hasta por fuera de la veda. “Si están todos desparramados es porque no lo encuentran en ningún lado”, aseguraba ayer un armador.
Desde el punto de vista biológico nada indica que la temporada esté pronta a terminar. A pesar de las dificultades para encontrarlo, cuando hay capturas son de ejemplares de buen tamaño y por lo pronto no hay signos del inicio de la temporada reproductiva de la merluza, pero la realidad de la flota y de las plantas de procesamiento parece anticipar el fin de una temporada que no ha sido buena para nadie.
Es probable que los congeladores se mantengan un tiempo más en el agua, tratando de levantar la caída de casi un 40% de las capturas, pero las bajas ventas y la constante caída del precio desmotivan a los empresarios. “Sería bueno que nuestros clientes vean las cifras de captura para que se den cuenta del desastre de esta campaña y que posiblemente falte gambón para ellos también”, era el comentario casi unánime de los empresarios tangoneros cuando se dieron a conocer las cifras de desembarques.