07/11/2023
Al rescate de un oficio que se evapora

En la UTN se dicta un Taller de Redes que aporta las nociones básicas para ingresar a este mundo de nylon y polietileno que no solo tiene una salida laboral en la industria pesquera sino en otras actividades.

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Un paño de casi 20 metros de largo simula ser una red de polietileno para merluza que cruza el patio interno de la UTN. A ambos lados, un par de jóvenes y adultos, de pie, intentan coser y reparar los sectores que faltan. En el primer piso, en la antesala del aula, se repite la escena.

Son alumnos del Taller de Redes que promovió el área de Extensión de la Universidad Tecnológica. Es la segunda clase de las ocho programadas y de los 30 inscriptos han dado el presente 18.

En el patio el viento del sudeste trae un olor nauseabundo que genera el funcionamiento de las harineras. Mar del Plata fue sede del taller de FAOP sobre puertos pesqueros azules. Entre los puntos a resolver en la agenda debe figurar su relocalización en áreas menos densamente pobladas.

Rubén Navarro y Guillermo Ferreyra son los docentes del Taller. Navarro cuenta que tiene cincuenta años y desde los trece trabaja moviendo las manos con un ovillo de nylon o poliéster tejiendo redes. Ahora es docente en la Escuela Nacional de Pesca.

“El oficio de redero se está perdiendo, no solo en Mar del Plata sino en todo el litoral costero; y es un oficio lindo, noble; por eso es que se nos ocurrió organizar este taller, a la gente de la UTN le pareció buena idea y arrancamos”, cuenta Navarro mientras vigila los movimientos del alumnado.

“Son las nociones básicas como para tener una base. Ya pensamos en organizar otro para el año próximo, un poco más avanzado”, anticipa el docente. Entre sus alumnos hay personal del INIDEP: el contramaestre del “Eduardo Holmberg”, uno de sus marineros, otro que sale en los truckers y dos rederos del equipo de Artes de Pesca. En el piso se ven cabos sueltos y la tarea es hacerles una costura de tensión blanda.

“El oficio se pierde porque las cosas van evolucionando. Antes el hombre iba a pescar y la mujer se quedaba tejiendo redes en su casa. Hoy todo el proceso está industrializado y ya no se rompen tanto porque los materiales son más resistentes”, explica Navarro.

El Taller está orientado a personal embarcado, dice Guillermo. “Para que saber coser una red en medio del agua sea una ventaja comparativa con quien solo tiene el título de marinero y puedan conseguir embarque”, completa Rubén.

El curso se dicta todos los martes de 16 a 19 y participan no solo marineros o trabajadores vinculados con la actividad sino público en general para quienes saber dominar una red, sus costuras y tensiones les abre una oportunidad laboral. “Se utilizan redes en distintos deportes, cobertura de balcones, restricciones para palomas… hay posibilidades de trabajar en este oficio también fuera de la pesca”, sostiene convencido Ferreyra.

Todos los materiales para el Taller fueron donados por Moscuzza Redes, una empresa del puerto local que no solo está a la vanguardia en cuanto al uso de materiales sino que lleva a cabo políticas de sustentabilidad y participa de un programa de reciclado de redes en desuso a partir de las cuales se generan nuevos productos.

Navarro confiesa que no tiene redes preferidas a la hora de tejer. “Han cambiado mucho desde cuando comencé. El diámetro del hilo, los materiales, los diseños. Todo pasa por la resistencia y la velocidad. Por eso los materiales son más finos y resistentes. Arrastrarlos demanda menos fuerza y se consume menos combustible. Hay programas que diseñan los equipos en función del buque que va a operarlas”, completa.

Pero así como los tiempos modernos nos traen mejores redes, todavía no han inventado las redes irrompibles. Para repararlas hacen falta los ovillos que empuñan manos como la de los alumnos del taller, en el patio de la UTN.