Mirasco es una empresa de suministro de alimentos a nivel global que está cumpliendo su 40 aniversario. Entre los importadores que mantienen relación con la empresa hay una serie de frigoríficos de la pesca marplatense, cuyos referentes van a participar de la celebración que se realiza el próximo sábado en Atlanta, Estados Unidos.
Ragi Samy es socio de Mirasco, presidente de Mirasco Uruguay y este escenario de celebración fue el contexto para poder dialogar con él y conocer su mirada sobre la industria pesquera marplatense, especialmente la vinculada con el reproceso de materia prima; en definitiva, los productos que compra Mirasco con destino a sus clientes en el exterior.
«La primera vez que fui a Mar del Plata fue en 1990», recuerda Samy. «Compré un contenedor de lenguado de frigorífico del Sud Este. Desde ese momento mantengo relación con ellos, también con Mardi, Polo Sur, Pesquera Veraz, Coomarpes… y con Giorno, en momentos en que estaba Alberto Valastro», señala el industrial.
Además de pescados, Mirasco compra carne vacuna y aviar. Por esos años era común que Samy recorriera los centros de producción a bordo de un avión privado, viendo la calidad de las materias primas, dialogando con los productores y coordinando formas de pago y envíos. En Mar del Plata después de tantos años son muchos quienes han cruzado la línea, dejaron de ser clientes y se transformaron en amigos.
Las especies que Mirasco compra en Mar del Plata son pocas, pero constantes. Cargan merluza, lenguado, corvina y pescadilla para comercializar en Estados Unidos las dos primeras y China, principalmente, las otras dos. «La industria ha evolucionado por completo. Ya no se produce nada de mala calidad como era común por aquellos años», reconoce el trader.
En ese sentido subraya que «la industria pesquera de Mar del Plata está a la altura de las más avanzadas del mundo. Por tecnología, control sanitario, la calidad del producto siempre estuvo garantizada y los frigoríficos están equipados con modernas maquinarias para hacer una producción eficiente».
«No exportamos langostino porque cada empresa tiene como su especialidad en determinados productos y ya hay firmas que exportan langostino a los Estados Unidos», dice para explicar por qué no se sumaron al boom del marisco que elevó los niveles de divisas generadas por Argentina en los últimos años.
Como los ciclos de la pesca son ondulantes, los mismos movimientos han hecho en Mirasco al momento de importar la producción marplatense. El pico de compras ocurrió entre el 2000 y 2010 cuando cargaban entre treinta y cuarenta contenedores por semana. «Este año apenas cargamos cuatro o cinco por semana», reconoce Samy.
El presidente de Mirasco tiene un argumento del porqué en la caída de las compras en Mar del Plata. «Los productos de la industria local fueron reemplazados por productos más baratos, que no tienen la característica de ser salvajes, pero cuyo precio es más barato; unos 350 dólares por tonelada y eso influye», reconoció.
Por otro lado, remarcó que los productos sustitutos en el mercado estadounidense por lo menos, tienen una ventaja por sobre la carne blanca y especies salvajes como los que aporta la industria pesquera local: «Tienen gusto a pollo, que es lo que les gusta a los americanos; aunque sea de inferior calidad, lo comen igual por ese motivo», sentenció.