20/11/2023
“No tiene sentido arrancar una temporada con números que no den”

Las empresas pesqueras asumen que no pueden afrontar el aumento salarial que reclama el SUPA por el nivel de costos internos y la baja en los precios internacionales, pero además porque debieran trasladar ese 160% a otros gremios. Esperan definiciones después de las elecciones.

Revista Puerto - Langostino - Buenaventura Lafuente CEO de EPSA y referente de CAPIP

Buenaventura Lafuente, CEO de EPSA y referente de CAPIP.

Por Karina Fernández Fotos de archivo

El conflicto entre las empresas de estiba y el SUPA está teniendo consecuencias económicas en las empresas pesqueras y en la mesa de los trabajadores de todos los gremios. La temporada de langostino de Rawson, que tanta prosperidad ha traído al pueblo y a la industria, este año todavía no ha comenzado y todo parece indicar que así se mantendrá por un tiempo, salvo que un milagro mejore el contexto económico de la Argentina o que las partes, hoy muy distantes, lleguen a un acuerdo.

El SUPA reclama un aumento salarial que alcanzará el 160% anual y las empresas de estiba señalan que en el último tiempo se han generado sobrecostos en el servicio como la inclusión de peones adicionales o anotadores. El aumento salarial de la estiba a trasladar a las plantas pesqueras, que son las que terminan pagando, lleva a un 190% de aumento en el servicio. Esta es la explicación de por qué, según con quién se hable, surgirá uno u otro porcentaje.

Las empresas pesqueras sostienen que este nivel de aumento no lo pueden afrontar en las actuales condiciones macroeconómicas del país y del comercio internacional del marisco. Desde las plantas de procesamiento señalan que, en promedio, el costo de la descarga es de 30 centavos de dólar por kilo; aplicado al costo de las colas de langostino, la cifra asciende a 60 centavos de dólar por kilo de un producto que estiman se venderá entre 6,50 y 7 dólares el kilo, constituyéndose la descarga en el mayor impacto sobre el precio, según han indicado las empresas.

Pero para las empresas pesqueras, a diferencia de lo que ocurre con las empresas de estiba que solo trabajan con el SUPA, el problema se vuelve mayúsculo cuando al convalidar un aumento salarial del 160%, es decir un 30% por encima de la inflación, todos los gremios exigirán lo mismo. Esto se da en un contexto de aumento de costos internos y baja en la demanda con caída de precios de precios internacionales para las empresas.

“Hace seis meses pedimos la emergencia pesquera porque veíamos que en la situación del país iba a ser muy difícil que saquen los derechos de exportación; muy difícil que modifiquen los reintegros para las especies procesadas en planta y muy difícil que no se atrase el dólar en un contexto de elecciones. Es lo que veíamos venir y es lo que terminó sucediendo, aumento de costos en dólares, baja de los precios de los productos y poca demanda, con lo cual el combo es complejo. A esto se suma que la inflación está afectando lógicamente a la gente y que todos los gremios están obteniendo aumentos para compensar la inflación que no los podemos trasladar al precio. Si tomás el aumento en dólares que hay y la baja del precio, te das cuenta que el negocio está en riesgo”, señaló Damián Santos como resumen de la situación.

“Yo entiendo la postura de los sindicatos, buscar una suba salarial acorde a lo que pueda pasar debe ser muy difícil, pero por otro lado nosotros no podemos pagar la reserva que ellos quieren tener por lo que pueda pasar en el país los próximos meses. Es una situación rara. Esperamos que prime la cordura y empecemos a pescar porque ya estamos a fines de noviembre y debiéramos haber empezado a principios de mes, porque hay mucha gente que no tiene que ver con este conflicto que se ve afectada”, señaló Fernando Álvarez Castellano, CEO de Conarpesa, que asegura tener una muy buena relación con el gremio de la estiba y se adjudica el pedido de la prospección que finalmente no se llevó a cabo por la falta de nominación de buques.

Álvarez Castellano sostiene que en su caso no nominó buques porque no pudo resolver el conflicto que la empresa mantiene con el gremio SiCoNaRA y que espera poder tener una solución en esta semana. Damián Santos aseguró por su parte que nadie le pidió que no nomine barcos para presionar a la estiba, sino que fue una decisión del directorio de la empresa, ante la imposibilidad de convalidar el aumento reclamado, porque considera además que con ello se validará un aumento para el resto de los gremios y la metodología del apriete; y “sin ventas por delante no valía la pena arriesgar tanto”.

“En un año tan difícil la única forma en que saldremos a pescar y habilitaremos las plantas es con algo de previsibilidad que nos permita aunque sea saber a qué precio debemos vender para no perder plata. Y podamos tener certezas de que no se harán piquetes con mercadería fresca sobre las mesas: en las últimas semanas tuvimos dos piquetes, perdimos más de diez toneladas de producto con un costo superior a los 35 millones de pesos”, confirmó Santos.

En este punto el responsable del Grupo San Isidro pone el foco en la responsabilidad social que implica la pérdida de alimentos: “En un país con el 40% de chicos que no tienen para comer no se puede pudrir el alimento… Esto debiera ser una exigencia mínima de los gobiernos ante los sindicatos y las empresas, puede pasar cualquier cosa, pero no se puede pudrir un kilo de ningún alimento, pero vemos que pasa todo el tiempo”.

Ventura Lafuente directivo de EPSA y también miembro de CAPIP, ha señalado que ve muy poco probable que se inicie la temporada de pesca en Rawson “hasta que los valores de descarga sean razonables, con el vencimiento del dólar exportador y sin saber qué va a pasar en la semana luego de las elecciones, es imposible tomar una decisión, estamos a la expectativa de lo que pueda suceder”.

“Hoy ya con estos valores los números no dan, entonces no tiene sentido arrancar una temporada con números que no den, parece mucho más acertado sentarnos y asumir que el negocio se achicó por una demanda y unos precios internacionales que bajaron y lo que tenemos que ver es cómo repartimos este negocio que ahora está más chico que antes. En el último año y medio lo vinieron solventando las plantas con menor o nula rentabilidad, pero hoy en un escenario de costos arriba del precio de venta, no tiene ningún sentido que pidan eso sin un replanteo general del negocio”, planteó Santos.

REVISTA PUERTO: ¿Qué implica ese replanteo?

DAMIÁN SANTOS: Es importante que entendamos que no podemos negociar una paritaria cada dos meses, porque entonces cuando uno cierra una paritaria no es el costo que tiene porque al mes se abre otra paritaria por otro tema y cuando uno demuestra que no se pueden pagar tenés gomas quemándose, con lo cual se pierde materia prima y eso redunda en que el negocio siga siendo deficitario. Parece que el negocio del langostino de tierra de la misma forma que el de a bordo llegó a un punto de inflexión, entonces hay que replantearse. Todas las causas son entendibles, pero no hay que romper el negocio y menos en un año de tanta incertidumbre, no sabemos cuál va a ser el tipo de cambio, no podemos importar insumos, la inflación en dólares nos afecta, los mercados están complicados, España en crisis y en Japón bajan los precios de compra y el combo es poco alentador, si no lo entendemos todos, estamos mal.

RP: ¿Puede peligrar la temporada? 

DS: La gente quiere salir a pescar y las empresas estamos para pescar, producir y ese es el objetivo, siempre digo lo mismo, nosotros no tenemos en el estatuto no salir a pescar. Me parece que en estos años no se dieron discusiones que se debieron haber dado y ahora nos encontramos en una situación que es muy difícil. Con la inflación, el reconocimiento de los salarios hay que tenerlo y punto, eso no hay que discutirlo, al menos yo no lo discuto. Ahora, cuando uno discute productividad, por ejemplo, está discutiendo costos y lo que nos está pasando hoy con la estiba es eso. Tenemos un convenio con el STIA y después tenemos que pagar un premio para que hagan langostino porque si no, no lo hacen o hay paro; tenemos que pagar un premio para que el personal por hora descargue el langostino porque como la estiba cobra muy caro para descargar en el puerto, mínimamente hay que darles un premio; hay que darles un premio porque como es materia prima fresca, los horarios van rotando… De una vez, mirando para adelante tenemos que tener una discusión global que nos permita en una situación de crisis como fue la del SOMU, ver si en esta temporada el 190% de cero que es lo que hay ahora es mejor el 130% de algo, ese es el cambio que tenemos que hacer.